jueves, 30 de abril de 2015

UN AMIGO EN UN PALACIO; LA CASA DEL PIRATA.

A través de amigos comunes tuvimos la oportunidad de conocer a Miguel, un pequeño empresario gaditano que tiene la suerte o la desgracia de vivir en una de las mejores fincas de Cádiz, propiedad familiar, desde que su abuelo la adquiriera en los años 40 del siglo XX. 

Imagen de la espectacular entrada de "La Casa del Pirata"

Una casa cargada de Leyendas y curiosidades y que todo el mundo conoce mucho más tras aparecer en el libro El Asedio de Arturo Pérez Reverte. Una casa palaciega en el centro de Cádiz, en la antigua Calle del Baluarte de San Felipe, hoy Beato Diego, número 8, antiguo número 117, que más allá de las leyendas guarda historia y patrimonio para 10 museos.

Vistas desde la azotea al patio

Miguel tuvo la gentileza de abrirnos sus puertas, a pesar de haber vivido malas experiencias con otras personas que no supieron respetar lo que es su casa y su familia, pero que prefiere olvidar. Desde las malas experiencias son pocos a los que les abre las puertas de su casa, cansado de que llamen al telefonillo y se cuelen sin permiso y sin aviso. 

Moisés y Miguel charlando sobre el maravilloso edificio

La casa es una joya arquitectónica única en la ciudad, protegida por nuestro PGOU con grado 0, aunque realmente la familia no sabe si es más una losa que un privilegio, ya que es casi imposible mantenerla, y les duele en el alma. Cambiar una puerta le puede resultar más costoso que hacer cualquier vivienda entera en la ciudad y, parece ser, que a nuestras instituciones se les olvida que son gente normal, que no son millonarios. 

La necesidad de la implicación de las Instituciones en la conservación y restauración de edificios es más que necesaria

Nos cuenta Miguel que muchos jóvenes de la Universidad de Sevilla de arquitectura son mandados allí para realizar sus trabajos.

Balcones que dan la patio

Sus impresionantes aljibes sería lo primero que nos enseñaría, un joven al que por momentos le hemos devuelto el orgullo de vivir allí. Aljibes en dos plantas uno primero con solería de mármol que suponemos tuvo otro uso por lo mismo, y un segundo aljibe que sí ha sido utilizado para eso. 

Miguel acompañando a Salvador y Moisés, integrantes de la Junta Directiva de ADIP.
Vamos subiendo pisos por la preciosa escalera que está colmatada con una especie de Vigía en la parte superior, por donde el propietario original vería la llegada de barcos a la ciudad, y cumpliría con su labor de comerciante. 

Escalera colmatada por vigía

La casa está llena de recovecos, escaleras ocultas para las salidas y entradas en caso de peligro, numerosos balcones y cristaleras alucinantes.

Detalle de la ornamentación de la vigía entre escaleras
Subimos a la azotea de lo que sería el servicio primigenio, separada de la que sería del señor. A la otra azotea, la principal, se accede directamente por lo que hoy es su vivienda.Mecanismos impresionantes para la época en lo que serían los ventanales, armarios empotrados dignos de la mejor iglesia de la ciudad nos dan también la bienvenida. 

Majestuosa vidriera que preside la azotea de la casa
Dentro de su casa, Miguel tiene la joya de la corona, un salón de baile, con un techo pintado al fresco reconocido ya por la familia Abarzuza. 


Cuenta que las cuatro doncellas que aparecen en las esquinas son las hijas del posible “corsario” que vivió en la misma, y en el centro del fresco aparecen ángeles, uno de ellos con los ojos tapados que puede representar al hijo que murió en combate, nuestras bocas quedan abiertas ante tan impresionante obra de arte.

Fresco de Abarzuza en el salón de Baile

Miguel nos enseña también los títulos de la casa, documentación desde principios del s.XIX que contiene testamentos, escrituras, que tenemos que poner en estudio.

Nuestro experto en documentación y Archivos, Antonio de la Cruz, revisando los títulos y escrituras de 1863.


Nuestra Asociación se compromete con la familia a buscarle toda la información referente a la finca, que sabemos que tuvo abajo en lo que hoy es el Nahu, la librería de Niel, la imprenta de los Müller y hasta bien entrado el siglo XX la editorial Cerón que editó entre otros periódicos el conocido Noticiero Gaditano. 


Nosotros como ciudadanos de Cádiz y amantes y defensores de nuestro patrimonio, queremos hacer público con este pequeño artículo alejado de las leyendas, la necesidad de que esta casa se rehabilite con dinero público, ante la posibilidad de perder una de las joyas de nuestra ciudad. Miguel nos reconoce que no tendría problema alguno en abrirla a las visitas si estuviera rehabilitada como recoge la Ley de Patrimonio Histórico si se declara BIC a un monumento. 


La necesidad de rehabilitación del edificio es urgente, porque ya hay sitios peligrosos para transitar. Recordamos que son una familia de clase media, que siempre han vivido allí, que hacen todo lo que pueden por mantenerla y que pocas veces le han cerrado las puertas a nadie que se haya dirigido a ellos con cariño y educación, y por supuesto, respeto.


Desde aquí les damos las gracias públicamente a Miguel, prometiéndole hacer lo que esté en nuestra mano para conseguir preservar su patrimonio, que es el de todos los gaditanos.



Texto: Moisés Camacho Ortega, Presidente de ADIP .
Fotografía: Antonio de la Cruz y Salvador Santos, Junta directiva ADIP.







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